martes, 25 de noviembre de 2014

LA RELACIÓN ESPAÑA-EEUU A FINALES DEL S.XIX: EXPERIENCIAS Y CONFLICTOS


“América fue el futuro: republicana, emprendedora, racional; mientras España : monárquica, indolente, fanática, representó el pasado”.

Richard Kagan



Una de las figuras más relevantes para el estudio del hispanismo de finales del siglo XIX fue el estadounidense Archer Milton Huntington, gran entusiasmado de la cultura y tradición española. Su pasión por España le llevó a la construcción de una de las más importantes colecciones de arte hispánico fuera de España, la Hispanic Society de Nueva York, donde consiguió recopilar un gran conjunto de pinturas, fotografías, esculturas, libros y objetos decorativos, destinados a configurar una muestra representativa del arte español y de su folclore. Lo cierto es que esta fundación constituye un brillante episodio para el coleccionismo, especialmente del coleccionismo hispánico, consiguiendo establecer un acercamiento de las artes y la cultura española al mundo americano. Dentro del entorno americano se encuentran un número importante de museos destinados al conocimiento del arte español, siendo estos necesarios para poder hacer un estudio del arte español completo.

Estos museos, entre los que está presente la Hispanic Society, entran dentro de las llamadas colecciones privadas de la Época Dorada (Gilded Age), término con el que definió Anne Higonnet en su libro “The Golden Age of the Private Collector” a las colecciones creadas en Estados Unidos a finales del siglo XIX, siendo este un periodo de expansión económica, industrial y demográfica. La Época Dorada se caracteriza por el crecimiento de la industria del ferrocarril, la creación de pequeñas fábricas, bancos y almacenes, además de por la existencia de un gran número de tierras fértiles para el cultivo. El periodo comprendería entre el final de la guerra de Secesión y la Reconstrucción, es decir entre 1870 y 1890, aunque esta se puede trasladar en el tiempo hasta los primeros años del siglo XX. Muchos de los estudios que se hicieron de España en el siglo XIX estaban teñidos por la idea de una España anticuada, exótica, donde la religión y la superchería tenía un componente importante en la sociedad española, además de tintes románticos. Algunos escritores norteamericanos ayudaron a la formación de la idea de una España romántica, uno de los libros más importantes en este sentido fue el publicado en 1831 por Washington Irving, “Tales from the Alhambra”. Además el mundo anglosajón y francés contribuyó al mantenimiento del mito romántico, autores como Lord Byron (1788-1824), Theophile Gautier (1811-1872) o George Henry Borrow (1803-1824) ofrecieron un cliché romántico y tradicional de la cultura española. George Henry Borrow escribió el libro “The Zincali, or an Account of the Gypsies of Spain” donde hablaba de la etnia gitana con ese aire de misticismo, este fue un libro que pudo leer Archer Milton Huntington, alimentando su espíritu de viaje y conocimiento de una nueva realidad.

Todos estos calificativos, con connotaciones negativas, se producían por la incipiente influencia de la propaganda protestante contra la España católica, propaganda que se daba ya desde el siglo XVI. Esta idea de exotismo y superchería que daba la Leyenda Negra hizo que muchos artistas y coleccionistas extranjeros sintieran la necesidad de conocer España. Estos viajes entre continentes se hicieron cada vez más frecuentes cuando empezó el siglo XX, viendo a grandes intelectuales que viajaban con la única idea de adquirir obras pintorescas de maestros antiguos españoles como el Greco (1541-1614), Diego Velázquez (1599-1660) o Francisco de Goya (1746-1828), siendo la obra de este último muy valorada por la magnífica captación del movimiento y la luz en pinceladas rápidas. Las paredes de los museos norteamericanos estaban cubiertas con obras de estos artistas, mezcladas con otras de Caravaggio, Ribera, Rembrant, Rubens o Tiziano. En general estos coleccionistas no estaban interesados en cultivar un interés por España, sino que adquirían este tipo de obras por estar de moda, con algunas excepciones como pudieran ser Algur Hurtle Meadows o Archer Milton Huntington. Por ello va a ser complicado encontrarnos obras de artistas secundarios del Siglo de Oro español en las colecciones privadas norteamericanas. 

La relación del mundo americano con el español, en los tiempos de madurez coleccionista de Huntington, no era del todo amistosa. En los últimos años del siglo XIX se da la necesidad de mostrar el poder imperialista de los estados, las relaciones entre las naciones se fundamentaban en la fuerza, el potencial económico y la capacidad militar. Además era un tiempo caracterizado por la máxima actividad de expansión colonial, en la que las naciones intentaban adquirir los últimos territorios libres. Se planteó el reparto de China, y la situación de ciertas colonias que en un pasado fueron conquistadas por estados que en estos momentos ya no ejercían un poder tan riguroso de control de sus gentes y su economía. Desde un punto de vista histórico uno de los hechos más relevantes de la segunda mitad del siglo XIX fue el conflicto de España con su colonia cubana. La independencia de la mayoría de colonias españolas en América a principios del siglo XIX hizo que Cuba fuera uno de los últimos reductos colonialistas de España en el continente americano. La colonia de Cuba interesaba por las plantaciones de café, azúcar y tabaco, pero poco a poco la población tenían más en mente la idea de independencia. Este conflicto, conocido como el desastre del 98, que se dio entre la nación española y los independentistas cubanos tuvo varias fases, siendo la guerra hispano-estadounidense la fase final. Estados Unidos se puso a favor de los independentistas cubanos, reivindicaban el derecho de los pueblos a ejercer su propia soberanía, además veían que España tenía una actitud intolerante y autoritaria ante su colonia, por lo que se situaron al lado del pueblo cubano. 

Es curioso que cronológicamente este conflicto circulara en paralelo con el auge del hispanismo científico en Estados Unidos, y es que en los últimos años del siglo XIX se da un crecimiento universitario norteamericano, llegando a tener casi todas las universidades cátedras de literatura española. Por ello no resulta tan inusual que muchos intelectuales americanos sintieran un gran interés por el mundo español, así como por su tradición, ya que la educación, la leyenda y el exotismo fueron el caldo de cultivo necesario para crear el mito del romanticismo español.

Una muestra gráfica de la situación tras el desastre del 98* se recoge en el diario Los Angeles Times, en ella aparece España caracterizada como un bandido andaluz con un fuerte dolor de muelas, que Estados Unidos, caracterizada como el Tío Sam, iba aliviando sacándole las muelas que representaban los territorios perdidos. Sin lugar a dudas esta ilustración satírica muestra perfectamente la difícil situación por la que España estaba pasando, y por otro lado el posicionamiento del estado americano ante el conflicto. La pérdida de las colonias supuso una crisis moral en la sociedad española del momento, avivando la sensación de inferioridad respecto al resto de estados. Anteriormente a 1898 intelectuales españoles como Joaquín Costa o Ángel Gavinet habían mostrado su preocupación ante la situación política, social y económica de la Restauración, viendo aspectos como el caciquismo, la escasa participación ciudadana en la vida política y la nefasta situación agraria, como hitos de la problemática del momento. Pero no es hasta la pérdida de las colonias españolas cuando surge el espíritu del regeneracionismo, basado en la idea de una reforma política del gobierno y la administración, la mejora de la educación y la modernización de la economía.




La Guerra hispano-estadounidense entre España y Estados Unidos se desató en 1898, durante la infancia de Alfonso XIII, cuando se daba la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena. La guerra conocida como el desastre del 98 o la Guerra de Cuba terminó con la independencia cubana y la pérdida de algunas colonias españolas en el territorio americano, tales como Puerto Rico, Filipinas y Guam, las cuales fueron cedidas a Estados Unidas, convirtiéndose en la nación con el máximo potencial colonial. 



RAÚL GIL CILLEROS





3 comentarios:

  1. Muy buena aportación, Raúl. En la imagen historiográfica de España pesó mucho Prescott, un autor de mediados del siglo XIX, con libros muy importantes sobre los Reyes Católicos y la conquista de México.
    Atentamente,

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  2. Totalmente de acuerdo. Prescott fue uno de los historiadores americanos que fomentó la visión de la "Leyenda Negra" española, dejándose llevar por el romanticismo y exotismo que se atribuía a España. Prescott veía que la problemática de España se podía resumir en dos conceptos: absolutismo monárquico y el catolicismo. Una de las tendencias historiográficas que se daba en ese momento era la presentación de los conquistadores como auténticos bárbaros con ansias de oro. Washington Irving, junto con algunos otros, intentó tirar estos supuestos, dando una visión de los habitantes españoles como gente civilizada, aunque las instituciones españoles no se escaparon de su crítica.

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