A principios de siglo XX la isla
vivía prácticamente ajena al discurrir de os acontecimientos y avances del
resto del mundo debido al aislamiento generado por su propia geografía. La
única vía de comunicación con la península era por mar y el tráfico marítimo
era muy escaso. Así pues, a principios
de siglo XX, y hasta la llegada del turismo en los años 60 y 70, nos
encontramos con una isla completamente rural, con una exigua red de caminos que
comunicaban los pueblos, con un único y pequeño núcleo urbano y con una
sociedad profundamente tradicional.
Como es obvio, este atraso tiene su
reflejo en el plano artístico. El arte de vanguardia no llegó a la isla hasta
los años 30, unos 20 años más tarde que en el resto de Europa. Hasta entonces
la pintura que se había desarrollado en Ibiza (en el centro urbano, por
supuesto) era figurativa y costumbrista cercana estilísticamente al impresionismo.
El
arte de vanguardia llegó a Ibiza en los años 30 de la mano de aquellos
intelectuales y artistas vanguardistas, alemanes y austriacos, que vinieron a
Ibiza huyendo del nazismo y atraídos por el mito de tierra primitiva
mediterránea. Raoul Hausmann[1] o Walter
Benjamin[2], fueron
algunos de ellos, a los que se sumaron arquitectos catalanes del grupo GATEPAC[3] como
Germán Rodríguez Arias o Josep Lluís Sert atraídos, por su parte, por el
estudio de la arquitectura rural ibicenca de tradición secular[4].
Pero
la estabilidad política de España, que estos intelectuales encontraron
definitiva para quedarse en la isla, cambió completamente con el estallido de
la Guerra Civil, provocando la partida de los mismos.
Su
estancia supuso el primer contacto de Ibiza con el arte contemporáneo, aunque
es importante mencionar que no ejercieron ningún tipo de influencia sobre el
arte local, debido al escaso vínculo que estos artistas desarrollaron con la
sociedad ibicenca[5].
Sin
embargo, los años cincuenta trajeron consigo una segunda oleada de artistas
vanguardistas extranjeros, esta vez más numerosa y activa que la primera. Su
dinamismo propició la creación del Grupo Ibiza 59, una agrupación de artistas
extranjeros cuyo objetivo fue impulsar y dinamizar la actividad artística
contemporánea de la isla a través de exposiciones colectivas e individuales de
los artistas afincados en la isla pero también de artistas referentes del arte
como Mompó, Genovés, Hartung, Sempere, Miró, Gropius o Tzara[6] entre
otros. Además surgieron las primeras galerías de arte contemporáneo de la isla.
Walter Gropius y Erwin Broner en una de las exposiciones organizadas por el Grupo Ibiza 59. |
Grupo Ibiza 59 (Erwin Broner, Erwin Bechtold, Edward Munford y Antonio Ruiz) en una de sus exposiciones. |
Es
importante tener en cuenta que, entre la dura persecución franquista inmediata
a la posguerra y la de los últimos años sesenta frente a los hippies, la
represión del régimen en Ibiza fue más relajada que en el resto de España y sin
lugar a dudas, este hecho favoreció la sensación de libertad y tranquilidad que
los artistas encontraron definitiva para establecerse en la isla[7] y que mencionaron
en muchos de sus escritos. No en vano es en estos momentos cuando se configura definitivamente el mito de “isla de la libertad” en la que se basará en buena medida la marca
“Ibiza” posteriormente, pero que tiene su origen en la imagen que promovieron de la isla los
intelectuales llegados en los años 30 [8].
En
1964 el Grupo Ibiza 59 se disolvió, según explicaba el pintor y arquitecto
Erwin Broner, uno de sus miembros, en un escrito de aquel año, porque consideraron que ya no era preciso
continuar con su actividad “En el año 1959, en Ibiza, era necesario que se
reunieran unos artistas con un punto de vista agudamente contemporáneo para
orientar la vida artística de aquella isla, en un sentido cosmopolita
(…)Nuestras publicaciones y nuestras exposiciones han hecho que muchos artistas
y aficionados vinieran a Ibiza (…)En consecuencia se crearon nuevas galerías y
agrupaciones (…)Ahora ya se ha cumplido nuestra función como grupo”[9].
Es
interesante señalar que, si bien estos artistas encontraron en Ibiza un lugar
que parecía ajeno al discurrir de los acontecimientos internacionales,
prácticamente virgen y que les ofrecía un espacio inspirador y creativo, este
“aislamiento” insular marcó su trayectoria comercial puesto que les hizo perder
la posibilidad de entrar en los circuitos del mercado internacional y asegurar,
así, su existencia por más tiempo[10].
El
impulso cultural que generó el Grupo Ibiza 59 tuvo como consecuencia una década
de los sesenta de gran actividad artística durante la cual se creó una nueva
agrupación de artistas estimulada por la anterior y creció el número de
galerías de arte contemporáneo, llegando a contabilizarse ocho tan sólo en la
ciudad de Ibiza[11], más de
las que en esos mismos años se podían contar en Madrid o Barcelona.
Además
una de estas galerías, (Galería Carl Van der Voort) puso en marcha varias
iniciativas que contribuyeron también a dinamizar y desarrollar el ambiente
artístico siendo la única de la isla que participó en ferias internacionales[12] y creando
un taller de grabado que ponía al servicio de los artistas todas las
facilidades para que realizaran ediciones de obra gráfica original. Taller que atrajo
a numerosos artistas muchos de ellos de reconocimiento nacional e internacional
y favoreció el contacto entre ellos y la crítica.
Desde
la política se quiso aprovechar todo el ambiente artístico generado para atraer al
turismo y demostrar la apertura del
régimen, creándose las Bienales Internacionales de Arte
Contemporáneo de Ibiza en 1964 y cinco años más tarde la fundación del
Museo de Arte Contemporáneo, en 1969, convirtiéndose en uno de los
primeros Museos de Arte Contemporáneo de España.
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III Bienal de Arte Contemporáneo de Ibiza (1968) |
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III Bienal de Arte Contemporáneo de Ibiza (1968) |
Aunque
la década de los setenta fue testigo de interesantes proyectos artísticos como por ejemplo el ICSID 1971 (International Council of Societies of Industrial Design), comenzó
a manifestarse un declive cultural que se vio acentuado en la década siguiente.
En 1975 una de las galerías más importantes cerró sus puertas, mientras que el
Museo empezó a mostrar sus primeros síntomas de crisis, generados por la
desaparición del sistema que lo había creado y su necesaria reorientación[13].
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ICSID 1971. Uno de los módulos interiores de la Instant City. |
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ICSID 1971. Instant City (proyecto de ciudad efímera) |
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ICSID 1971. Una de las diferentes performances que tuvieron lugar durante el congreso |
La
efervescencia artística de los años 80 en el resto de España contrasta con la
inactividad de Ibiza en este aspecto. El enfoque hacia un turismo de sol y
playa, la apertura de las primeras grandes discotecas, el abandono de muchos de
los artistas, huyendo del rumbo turístico que tomaba la isla, pero
principalmente el cierre del Museo de Arte Contemporáneo en 1985 junto al de la
Galería Van der Voort, en 1984, fueron decisivos para marcar el fin de una
época, hoy en día completamente olvidada[14].
Un
saludo a tod@s!
[1] Züchner, Eva;
et al. Raoul Hausmann. Valencia. Institut Valencà d’Art Modern y
Generalitat Valenciana. 1994.
p.
269
[2] Rodríguez, Rosa. Avantguarda artística i societat a Eivissa (1933-1985). Res Pública
Ediciones. Ibiza. 2003. pp.
27- 30 y en Bonet, J.
Manuel. Diccionario de las vanguardias en
España. 1907-1936. Madrid. Alianza Editorial. 1995. p. 96.
[3] Grupo de Arquitectos
y Técnicos Españoles para el Desarrollo de la Arquitectura Contemporánea
[6] Ruiz, Elena. Una visió històrica de la pintura a Eivissa 1900-1959. Ibiza. Museu d’Art
Contemporani d’Eivissa
y Consell Insular d’Eivissa i Formentera. 1991. p. 4 y en Cirer, Felip. Op. cit; nota 18. [Consulta: 19 abril 2013]
[8]
Rodríguez, Rosa. La
construcció d'un mite. Cultura i franquisme a Ibiza (1936-1975).Editorial Afers.
Ibiza. 2014
[9] Citado en: Rodriguez, Rosa. Avantguarda artística i societat a Eivisa (1933-1985). Ibiza. Res
Pública Ediciones. 2003. p.
46
[12] Giralt-Miracle, Daniel. Obra gráfica del taller Ibograf. 1966-1976.
Ibiza. Museu d’Art Contemporani d’Eivissa. 1976. pp. 8 y 9
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