Comentario del libro Las Cruzadas de Ayala
Martínez (Ayala Martínez, C, Las
Cruzadas, Madrid, Sílex, 2004, pp. 346, I. S. B. N.: 84-7737-142-3)
Este libro lo empecé a leer para poder aportar más en el video de la Edad Media para entender algunos aspectos.
La obra fue escrita por Carlos de
Ayala Martínez, nacido en Madrid en 1957. Es Doctor en Historia Medieval por la
Universidad Autónoma de Madrid en 1985, donde, en la actualidad es Profesor
Titular del Departamento de Historia Medieval.
Sus líneas de investigación han
sido fundamentalmente dos: el reinado de Alfonso X de Castilla y sobre todo las
órdenes militares hispánicas. Sobre estas líneas ha publicado multitud de
trabajos tanto monográficos, en congresos y colaboración en diversas revistas
especializadas.
El contenido
previo al desarrollo del conflicto prepara el terreno para poder comprender
todos los acontecimientos posteriores, además se reseña que las cruzadas aparte
del gran conflicto que supusieron, también permitieron una mezcla de culturas y
expansión del comercio.
Por un lado,
había que ratificar la guerra a favor del cristianismo, como siempre y en todas
las guerras antiguas se han hecho se justificaba mediante la voluntad de los
dioses, es decir, Dios lo quería.
Además en el
año 314 la Iglesia defiende la creación de un ejército cristiano, que
condenaría a los desertores y santificaría a aquellos que murieran por su fe.
Los primeros pasos de la creación de ese ejército cristiano sería cuando
Constantino I venciera a Majencio en la batalla de Puente Milvio en el año 312,
que le dio el control occidental a Roma y en cuya batalla los soldados de
Constantino llevaban en su escudo el anagrama de Cristo, todo ello se
consolidaría en el Edicto de Milán en el año 313.
Tras esto,
Justiniano empezaría una política para favorecer a la Iglesia, configurando las
bases de ésta en el Concilio de Nicea en el año 325 y construyendo multitud de
iglesias de peregrinaje (Santo Sepulcro, Natividad…).
Además, por un
lado San Agustín defiende la guerra justa pero para ser justa, afirma, debe ser
dirigida por Dios y no debían existir motivaciones materiales de ningún tipo sino
simplemente el deber de moral cristiana.
Ese deber de
moral cristiana muchos lo confundieron como el deber de luchar, para que fuera
un motivo de penitencia y salvación de su alma, pero la Iglesia lo que
pretendía aunar en esta idea de deber cristiano era juntar los que fueran a la
guerra por fe y los que lo harían por las armas y así formar la militia Dei.
Por otro lado,
existían tres factores para desencadenar la cruzada, primero y como es evidente
la amenazante presencia del Islam con sus seguidores supuestamente fanatizados,
en segundo lugar el Imperio Bizantino estaba en peligro y era protector de las
comunidades cristianas en conflicto y por último el mundo occidental y sus
intereses comerciales por todo el Mediterráneo.
Con todo ello llegamos a la primera cruzada, Urbano II continuaba
con la reforma gregoriana que pretendía apartar al emperador en el nombramiento
de obispos y demás autoridades eclesiásticas, asentando sus bases y reforzando
su figura convoca el Concilio de Clermont en 1095.
Los encargados de predicar la
cruzada eran los obispos, aunque también surgió la figura de los predicadores
populares que eran más radicales y exaltados, proclives a tergiversar el
mensaje de la cruzada. Especialmente estos últimos, embaucaban a las gentes
menos favorecidas prometiéndolas un futuro mejor en el peregrinaje y en su
lejano destino, además profetizaban la inminente llegada de Cristo
(milenarismo) y por ello los pobres embaucados creían ser héroes salvadores del
mensaje de Cristo y que debían luchar contra los infieles.
Una enorme masa popular se
movilizó hasta Constantinopla, pero lamentablemente fueron detenidos a manos de
los turcos en un baño de sangre, así terminaba la “cruzada popular” en el año
1096.
Mi opinión es que la fuerza
inicial de la idea de Cruzada iba perdiéndose a medida que los ejércitos
cruzados se alejaban de las costas occidentales y entraban en Tierra Santa. En
este razonamiento englobo a todas las cruzadas, incluyendo ambas primeras a las
que se supone que aún se mantenía el hilo de fe que mantenía el papa y el
ejército.
Un hecho para mi alarmante es la
penosa “cruzada de los niños”, ya que cómo es posible que en la sociedad ya
conocedora de los peligros de Tierra Santa contra los musulmanes, las
inclemencias climáticas y físicas que se padecían, no pusiera freno a la
fanatizada masa juvenil.
Las cruzadas son un tema que
realmente me interesa bastante, y que a pesar de ese interés me veo
sorprendentemente absorbida por el libro por la poca información que había
conocido hasta el momento, aunque en ciertas partes el texto resulta pesado. Les animo a todos que si alguna vez tienen la posibilidad de leerlo lo hagan porque a pesar de ser muy extenso contiene información muy interesante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario