viernes, 9 de enero de 2015

El proyecto de decoración de la Basícila del Escorial: Felipe II y Luca Cambiaso

Aunque se distancia un poco de lo que estamos viendo en clase, me gustaría aprovechar que 
estas Navidades he visitado de nuevo el Monasterio del Escorial para compartir con vosotros algunas reflexiones acerca de las bóvedas que lo decoran, concretamente la del coro, obra de Luca Cambiaso, que a mi, personalmente me fascina.

El encargo de la decoración de las bóvedas de la Basílica del Escorial se produce con Felipe II. Un pintor genovés, Luca Cambiaso, fue el elegido para iniciar este proyecto. Demostró así su talento delante de toda la corte española. Este autor era ya conocido por su actividad en palacios genoveses, contando desde el principio con la confianza del rey. Lo cierto es que dos años más tarde muere sin terminar la empresa, pero sí dejando algunas obras de mucha calidad e importancia, como la Coronación de la Virgen, en la capilla mayor, y la Gloria, en la bóveda del coro, en la que centraré mi reflexión.

El coro es un espacio amplio, con mucha luz, que requiere, por tanto mucha ornamentación, de una gran trascendencia y nobleza. Se compone de una pieza rectangular que se extiende sobre la sillería de los monjes, testero, laterales y bóveda, decorados por Cambiaso, pero también por la intervención de Rómulo Cincinato (en algunos puntos es difícil determinar lo que hizo cada uno).

Como hemos mencionado antes, Cambiaso nace en 1527,  en el mismo año que Felipe II. Conocemos que era rápido en la ejecución de sus obras y que contaba con buenas referencias por sus trabajos anteriores. Llega a España en 1583, donde le reciben con unas relativamente duras condiciones de trabajo, muere en 1585. Lo cierto es que en un corto periodo de tiempo elabora un trabajo bastante extenso, por lo que podemos suponer que pintaba durante largas jornadas.

La Bóveda de Cambiaso muestra una Gloria y Adoración de la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son la visión central, resplandecen sentados sobre el arcoíris con los pies sobre un cubo (según el Maestro Mayor, Juan Bautista de Toledo, quien había sido ayudante de Miguel Ángel, el cubo es el modelo base que se utilizó para la construcción de las formas artísticas). Están rodeados por la Virgen María, San Juan Bautista, los Apóstoles y los Evangelistas. El grupo central está a su vez arropado por un marco de gran cantidad de figuras (Patriarcas, Profetas, Padres de la Iglesia, Mártires, Confesores, Vírgenes, Fundadores de Órdenes, Pontífices, Emperadores, Reyes, religiosos, caballeros, ángeles, arcángeles…)

Pese a ser una gran masa de personas está perfectamente organizada.  Esto no es muy habitual en la pintura de la época, razón por la cual, en mi opinión, este tipo de composición es tan espectacular. Cambiaso hace alarde de su destreza a la hora de componer geométricamente. Los personajes se colocan por filas, en forma jerárquica, lo que dota al conjunto de cierta frialdad.

Se conoce que Felipe II le influye en los bocetos, pues deseaba una composición que condensara el espíritu iconológico de la Basílica, es cierto que algunos de los personajes se pueden identificar como santos, mártires… por sus atributos, pero hay otras figuras que no pueden identificarse claramente.
A la derecha, y en orientación vertical, formando parte del marco de figuras que rodean la Gloria, observamos una la representación de Carlos V en la que habla con Pío V. 
Además aparecen también Juan de Austria y Santa Cecilia (tocando el órgano), Santa Águeda y María Magdalena, con una larga cabellera rubia.

Lo cierto es que en la obra de Cambiaso en el Escorial domina la rigidez y el esquematismo, probablemente por la presión de Felipe II, quién prefiere la geometría y pedagogía antes que la originalidad.

Es complicado sacar conclusiones de Cambiaso como artista si solamente tenemos en cuenta su producción en el Escorial, esto es debido a que, aunque trabaja con cierta libertad está claramente coartado por las exigencias de un monarca y de un programa iconográfico preciso. Bien es cierto que con toda su rigidez, esta obra tiene mucho de espectacular. Es muy geométrica y predomina lo pedagógico. La Gloria, en todo su abigarramiento es un espectáculo para la vista.

LÓPEZ TORRIJOS, Rosa, Documentos genoveses para la venida de Luca Cambiaso a España.
RINCÓN, Manuel, Pinturas del coro de la basílica. Ediciones Escurialenses (EDES), Madrid, 2010


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